miércoles, 30 de noviembre de 2011

30% de los trabajadores chilenos trabajo 11 horas diarias/ Artículo publicado por el Post

posteado por: Alberto Luengo

Si usted se da una vuelta al mediodía por las múltiples construcciones que se levantan en los barrios residenciales de Santiago, verá una cantidad alarmante de obreros durmiendo a la sombra de algún árbol, con su choca al lado.

Si se da el trabajo de mirar las ventanillas de los buses del Transantiago al final de la jornada, verá muchas caras con los ojos cerrados, aplastadas contra el vidrio.

En el Metro, en las salas de espera de los consultorios, en cualquier lugar en que un grupo de trabajadores tenga un momento de descanso se verán personas durmiendo.

Ayer, la Fundación Sol informó que un 30% de los trabajadores chilenos trabaja más de 11 horas diarias y, por cierto, aquello puede estar detrás de la endémica falta de sueño que evidencian los trabajadores chilenos.

Pero los rostros cansados y somnolientos de los trabajadores no son más que la punta del iceberg de un fenómeno más profundo.

El ex ministro de Hacienda y actual autodeclarado candidato presidencial lanzará hoy un libro cuyo título deja poco lugar a dudas: “Contra la desigualdad, el empleo es clave”. Allí argumenta que no es normal ni aceptable que en Chile, de los 10,7 millones de personas en edad y condición de trabajar, sólo trabajen efectivamente 7,1 millones. “Si este libro ayuda a fortalecer la voz de esos 3,6 millones de compatriotas, habrá alcanzado su objetivo”, dice en su libro.

Lograr dar más empleo fue la meta explícita del actual Presidente Piñera y ahora parece serlo también de un economista con tantos pergaminos académicos como él, que también aspira a ser Presidente.

Las cifras de empleo más recientes, dadas a conocer esta semana, indican una leve disminución del desempleo a nivel nacional: un 7,2 por ciento, cuatro décimas menos que la misma fecha del año anterior. Según el actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, esto implica que “en medio de una situación económica internacional muy compleja, la economía chilena sigue creando empleo en forma potente y fuerte”.

El espejismo de las cifras oficiales es tan cegador que, si sólo se mira la estadística del INE sobre empleo, no habrá más que estar de acuerdo con el ministro. Según dice, se han creado unos 255 mil empleos este año y más de 570 mil desde el inicio del gobierno. Un ritmo de creación de empleo en línea con la promesa del millón de empleos en cuatro años que prometió el Presidente Piñera en su campaña.

Tanto Velasco como Larraín y Piñera parecen estar de acuerdo en que más empleo es igual a menor desigualdad.

Pero resulta que hace unos días, en la ENADE, Roberto Méndez mostró uno de los resultados de la reciente encuesta Bicentenario -un mega estudio a nivel nacional, realizado por la Universidad Católica- según la cual sólo un 17% cree que en Chile un pobre puede salir de la pobreza, una expectativa que ha disminuido fuertemente en los últimos años.

Y si en este tiempo el empleo ha aumentado persistentemente, ¿por qué los índices de desigualdad en nuestro país siguen siendo de los peores del mundo?

Leyendo un informe de la Fundación SOL, un grupo de economistas especializados en analizar las estadísticas de empleo en Chile, me encuentro con una explicación radicalmente diferente: “El espacio del trabajo se ha transformado en el lugar donde se observan las más agudas desigualdades de nuestra sociedad. Ya no basta con tener un trabajo para salir de la pobreza”.

La misma fundación, utilizando datos del INE, desmenuza los 570 mil empleos creados desde que comenzó el actual gobierno. Casi el 60% de ellos, o sea dos de cada tres, corresponden a la categoría de empleos por cuenta propia, servicio doméstico, familiar no remunerado o microempresas de menos de cinco personas. O sea, la mayor parte no está cubierta por sistemas de protección del trabajo y probablemente no sean fruto de políticas específicas pro-empleo. Esto es más fuerte entre las mujeres: la mitad de los nuevos empleos en este período son de mujeres y, entre ellas, la mitad son “por cuenta propia”.

Los datos indican, además, que el empleo asalariado está retrocediendo en Chile, mientras que aumenta el no asalariado. Y por último, de los 231 mil nuevos empleos que son asalariados, se señala que el ciento por ciento corresponde a las modalidades de “subcontratación, servicios transitorios y suministro de personal y enganchadores”.

Tener empleo ya no es una vía segura para salir de la pobreza o mejorar la distribución del ingreso. Empleos precarios, baja sindicalización, bajos salarios, alta cantidad de horas de trabajo. He aquí el resumen de la vida laboral de una gran cantidad de chilenos.
 
Créditos: Foto Gustavo Zambrano Flickr © creative commons

No hay comentarios:

Publicar un comentario